PAISAJE
- Javier Figuero
- 15 jun 2016
- 1 Min. de lectura
Te ha encerrado la niebla sin taparte. Tu piel es de refuljos y de faros que corrigen zozobras. No te opaca la bruma que te sigue.
Nada existe. Apenas las vertientes de un lecho de tejados, los cauces de las calles visionarias. Y tu que estás prendida de los níveos dibujos infantiles.
Al oído le han puesto a entretenerse en un impasse de arpegios misteriosos que nos pone el galillo torvo y frío.
Es noche que se queja dulcemente bajo tu pisada.
© Javier Figuero
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