MICROBIOS ENAMORADOS

El deshielo de la Antártida alumbrará un gran cementerio, sombra para el Père Lachaise parisiense, donde moran los restos de Piaf, Chopin, Balzac, Wilde, Apollinaire, Proust, Callas y tantos seres irrepetibles. Porque los restos de nuestros seres irrepetibles nada son ya frente al valor de representación de ese montoncito de arena y microbios fosilizados que científicos australianos han hallado en Groenlandia, el testimonio de vida más antiguo de la Tierra, 3.700 millones de años. El descubrimiento pone en evidencia las teorías de la evolución de Darwin y dispara la probabilidad de vida en otros planetas. La prestigiosa revista Nature lo celebra como “la tumba de nuestros ancestros”. Inquietante, ahí puede estar la razón de que mi nariz sea larga, de que el amigo de mi mujer sea memo o de que aquel joven tenga dotes para la torería. Nueva dificultad además para los fieles de las religiones mistéricas que, para no dar el brazo de su Dios a torcer, profundizarán en el sincretismo, pues nada cambia si Adán y Eva fueron un par de microbios. Aunque "enamorados” claro, como el polvo al que refiere Quevedo ("... serán ceniza, mas tendrán sentido/ polvo serán, mas polvo enamorado").

Solo los tontos lo ignoran: toda convicción está amenazada por la ciencia. Con el deshielo, aparecerán en la Antártida cosas insospechadas: La partitura musical del principio del mundo compuesta por un microbio despejado, testimonios de uno más aventurero que habría llegado andando en la noche de los tiempos a Valladolid o el inventor de un Facebook de la época sin miedo al pensamiento libre de esos seres minúsculos.

Le he hablado a mi compañera de todo esto y ha quedado escandalizada, no le hace nada de gracia la aparición de esos especímenes tan glamourosos. Teme que se la pueda llegar a pegar con una microbia.

© Javier Figuero

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Foto: © teomoreno.com

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