MACHADO ESTABA LOCO

Javier Figuero
2 oct 2017
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A las puertas de la sedición, la Cataluña independentista es cada vez más visible; a las puertas de su implosión, España es un agujero negro formado, por un colapso gravitatorio de su propia historia autodestructiva. Ignoro la suerte de aquella. Aunque lograse la independencia, probablemente le costaría ser nación, lo que no es un contrasentido. Y es que eso dependería del reconocimiento que como tal se le diera y, sin ánimo de despreciar, consideró que sus valores son limitados para que llegase a cotizar en el mercado de los intereses supranacionales, que es donde se juega hoy por hoy el partido: corto mercado lingüístico y de consumo, economía subsidiaria, claro estímulo para otros irredentismos, legislaciones en contrario de difícil superación…

Lo de España se me antoja más claro. Si algún valor atribuyo a esa Cataluña que parece alborear es la de llevar a España a su abismo. En todos los terrenos: Desprestigiado por múltiples razones, la gestión de la crisis catalana ha acabado por humillar a su gobierno y este, o los que vengan, verán nacer pronto conflictos similares en otras áreas de su geografía, y no solo en Euskadi como resulta obvio. Pero otras opciones de gobierno me parecen también desprestigiadas antes de nacer: ¿cómo dar curso a la España plurinacional o federal (esta se me antojaba solución hasta hace poco) sin naciones o estados federales? ¿Es que a alguien se le oculta que el independentismo solo se sacia con independencia, aunque pueda reconducirse en sus fracasos, como muestra la Historia?

Coincido con los conspicuos representantes de la Generalitat que han valorado el reciente 1 de Octubre como una fecha que permanecerá en la memoria colectiva de Cataluña. Pero no dudo que sucederá lo mismo en la de España, o en lo que quede de esta. Aquellos buscaban fotos para engendrar una mística que creen servirles también para esconder las marrullerías de lo que seguirán llamando “referéndum de autodeterminación”, por más que sepan que en nada se parece a los referenda respetables. Tienen las fotos y, si hay que agregar las que no lo son, también les sirven. El cava está preparado en los frigoríficos, la ronda la paga España. Los ideales marcan la diferencia. Unos los tenían; España carece de eso y es incapaz así de proyectarlos donde quiebra: en Cataluña las calles han sido el espejo de lo mismo. Quizá no sirva de mucho, pero no olvidará la lección. Lo de la “España de la rabia y de la idea” era una broma. Machado estaba loco.