TU JARDINERO
- Javier Figuero
- 25 nov 2017
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Deudor de tu amor de tantas noches
te prometí la flor de Nagapushpa,
que una vez, cada treinta y seis anualidades,
resurge en el zafiro de las aguas
de ese lago que llaman Invencible.
“Tu mereces lo insólito, amor,
no me retengas”, te dije. Y cogí
los arneses, cuerdas y mosquetones y un rizo
del vello de tu pubis, delicado amuleto.
¡Pero hete aquí, cariño, la desgracia,
resbalé sobre la piel de plátano
que un desaprensivo montañero
dejara al borde del mismísimo Himalaya!..
¡Y vuelvo escayolado de los pies hasta el cuello
a implorar tus caricias
y te hallo desnuda entre otros brazos
con una margarita a los pies de la cama!..
No me dejes, amor, no me repudies, te traeré
de Siberia un endocellon laciale
y ñirres y coigües desde el Cabo de Hornos,
un cactus sahuaro del desierto de Gila
y una peonia blanda del palacio
de Buckingham, que robaré de noche
cuando duerma la reina.
No me apartes de ti, no me rechaces,
no me niegues, amor, no me destetes…
Mas, si eliges la ofrenda de los otros,
de sus flores seré tu jardinero.
© Javier Figuero
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Foto: © teomoreno.com
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