SOBRE LA FELICIDAD

Confieso que siempre he tenido la ridícula pretensión de ser feliz y hasta una cierta animadversión contra quien pudiera conseguirlo. Por supuesto, no hablo de la felicidad lastrada por la falta de conocimiento y raciocinio, que, con sus pacientes, soy tolerante, quizá también envidioso, porque me distanciaron de ellos cuando me enseñaron el abecedario y las cuatro operaciones básicas de la aritmética. Así, admito que no me sentó muy bien la decisión de la universidad norteamericana de Wisconsin cuando hace unos meses, y tras estudio de doce años de alta actividad del bienestar y las emociones, definió a Matthieu Ricard como “el hombre más feliz del mundo”. ¡Un hombre feliz, el más feliz!.. La verdad, estas cosas molestan… “O todos o ninguno”, me dije.

Apuesto que a pocos de vosotros os dirá algo el nombre que cito. A mí sí, casualidad quizá, pero sí. Lector temprano en la prensa francesa de su padre, Jean-François Revel, prof... (LEER MÁS)