TU BOCA
- Javier Figuero
- 26 may 2018
- 1 Min. de lectura
Convencido de que eran los tuyos,
besé en la calle unos labios rojo pasión.
Mas no lo eran y, aclarado el error,
pedí disculpas a la dama
y seguí mi camino.
En la cola del cine, chupé con fruición
unos labios nazarenos, como los que
lucías para rezar la penitencia
o sorberme la sangre disfrazada de Drácula.
¡Tonto de mí, no eran los que buscaba!..
Dominado por el deseo de tenerte,
padecí tres o cuatro equivocaciones
de ese estilo, pero las afectadas se mostraron
comprensivas y apenas hube
de lamentar mi torpeza.
Estoy colgado, amor, de esos tus labios…
Y, sea con un color, sea con otro,
los veo en cualquier mujer
que se me cruza.
Tengo tu boca aquí, en mi cabeza,
pidiéndome mil besos,
la lengua y el velo del paladar
para mojarlos con los primeros humores
que abandonan tu cuerpo
si me piensas.
Tu boca,
tu boca,
tu boca
con el carmín corrido por el ansia.
© Javier Figuero
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