A ESA MUJER QUE DESEÉ EN EL CIBERESPACIO
- Javier Figuero
- 26 jun 2018
- 1 Min. de lectura
A ese perfil fugaz
que mostrara en las redes,
fantasía obligada con todas sus mercedes,
voluntaria renuncia de rutina y de paz.
No le diré, señora,
de este gozo tan terso
que desborda mi verso,
consciente y a deshora
acá en mi soledad,
que disturba venturas
y sume en calenturas
su cerco de beldad.
El placer de tenerla
me enreda en el ensueño.
Aquí me sé su dueño
y me agotó de verla
mientras goza a mi lado,
como si la fotografía
con que me abduciría
me hubiera dislocado.
Porque sentir, no siento
más que una gran locura,
perpetuamente dura…
Y cuento, lo que cuento,
pues de su gracia imploro
que borre todo rastro
en la red. No soy un comicastro
ni quiero su desdoro,
pero noto mi hombría
al borde de su límite
y cada nuevo envite
cuestiona su valía.
Apiádese, señora,
salga de mi cabeza
antes de que se cueza
cual caja de Pandora
y derrame sus males
en la tierra inocente
o cense de indecente
los gestos bautismales
con el rendido hisopo.
Apiádese de mi…
De usted lo apetecí,
pero solo galopo
por la triste carrera
de la desesperanza.
Evite toda chanza
si me cruza en la acera
del gran ciberespacio.
En él, apenas somos polvo…
Pero, ¿qué digo?.. ¡Eso sería el colmo!..
Sí, lo juro, beberé más despacio…
© Javier Figuero
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Foto: © teomoreno.com
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