NO ESTOY PARA NADIE

De nuevo hace un siglo de perros en España;

desapacible, ventoso, oscuro…

¡Qué no cuenten conmigo para nada,

tampoco hoy descubriré la penicilina!

No siempre reparé en las isobaras

para complacerme en el país

o con sus dirigentes,

pero las diferencias me hicieron un lagarto

que se mete en la falla de la roca

cuando se esconde el sol.

Inmerso en la penumbra del pasado,

hoy decidí pasarlo a la intemperie,

haciendo obscenidades

con las brujas de Zugarramundi

y cantándole a Goya el Kirie eleison,

aunque he acabado reptando por la grieta

hasta donde no se sienten los sentidos.

Y aquí estoy, en el submundo,

esperando que pase la tormenta eterna,

con una vida urgida, sin embargo,

por agotar placeres,

por burlar los fracasos,

por saber quién he sido,

por desvelar la relación que rige las estrellas,

por descubrir la penicilina,

por decidir, para cuando corresponda,

un final a la comedia de la vida

que tenga cierto estilo.

No querría verme sorprendido;

“el estilo lo es todo”, que me

enseñaron Larra o Espronceda

y otros dandis de la desesperanza

que no eran solo eso.

Deseando estoy de darme a la tarea

de salvarme y salvarla,

mas, de nuevo, hace un siglo de perros en España

y la aplazo para los que han de venir.

Entre tanto, me serviré una copa

de albariño en el submundo

y anchoas en salmuera del Cantábrico;

esclavo soy de mis arraigos.

¡Qué no cuenten conmigo para nada,

allá se apañe España con sus isobaras!

© Javier Figuero

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