EL DESHIELO
- Javier Figuero
- 3 jun 2019
- 1 Min. de lectura
Quebrada la banquise por el deshielo,
subió el nivel del mar tan alta cota
que alcanzó el sexto piso en que vivíamos
y todo lo anegó.
Y, entre ese todo, nuestra biografía.
Tú me advertiste: “Esa corriente se lleva nuestros
besos”, pero yo asistía impotente a aquella otra
que se llevaba nuestras confidencias.
Arrastraron las caricias de los años comunes,
las risas, fetiches e infidelidades,
los orgasmos, enfados, llantos,
e ilusiones… Hasta que nada quedó.
Y, entre esa nada, nos perdimos.
Pasaron años, eras o milenios,
hubo cien glaciaciones y otras muchas sequías.
Y yo seguí en el mar, adaptando mi cuerpo
con las aguas, urgido de venganza.
Hoy soy tiburón blanco, el gran depredador,
y al animal marino que se cruza conmigo
le busco las entrañas por si guarda
los besos, confidencias, caricias,
las risas, fetiches e infidelidades,
los orgasmos y enfados, llantos e ilusiones
que un día fueron nuestros.
© Javier Figuero
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