UNA RAZÓN POR LA QUE DEVINE CUENTISTA

Javier Figuero
20 oct 2019
2 Min. de lectura

Como me caéis bien y no puedo ocultaros nada, desnudo hoy ante vosotros una de las razones que, en su día, me interesaron en el género literario de las narraciones cortas, provocación al fin para escribir mi reciente y ya imprescindible libro, SI SUPIERAS LO QUE HACÍA ENTONCES. Atentos: En mis años de reportero internacional del programa En Portada de TVE “cubrí” (argot periodístico) en los territorios afectados dos intifadas (conflictos de guerrilla entre palestinos e israelíes), como también la Guerra del Golfo desde Turquía, Kurdistán y el Irak oriental. A más, conocía y conocería otros territorios de Oriente Medio y del lejano Oriente. Pues bien, un día cualquiera de cualquiera de aquellos viajes, a resultas, quizás, de pertinaz privación amorosa, se apoderó de mi mente la imagen evanescente de una mujer que no tarde en identificar con Sherezade, la hija del visir de aquel sultán persa que consiguió con sus cuentos de “Las mil y una noche” protegerse y proteger a otras mujeres de la avidez sexual del mandamás, quien acostumbraba a asesinarlas después de gozarlas ominosamente. Estas cosas suceden, hay tierras poco propicias para satisfacer la sed al paso y la heroína estaba como si los siglos no pasaran por ella. Mas, un pavor indomeñable me cercó por completo… ¿Y si un sultán de gustos contra natura se encaprichaba de mí y me ponía en una situación comprometida?... La decisión me la dictó el miedo y la astucia a partes iguales: Como Sherezade, yo también escribiría cuentos para contrarrestar la lujuria y la crueldad de ese asqueroso sultán, que solo era una hipótesis, pero que pudiera no serlo. Cuentos a prueba, del refinamiento de los tipos de su especie, harto refinados. Pero... Si, ya sé, sentís una curiosidad morbosa, ¿verdad? … Pues no; por fortuna para mí, nunca tropecé con ese tipejo, allá se pudra en su infierno. Y, por fortuna para vosotros, sois los beneficiarios de la imaginación y la armonía estilística de mi trabajo, del que pudierais también aprovecharos (citando ante él mi autoría, por supuesto), si el sultán os viniera alguna vez mal dado. Y, por si os faltan datos en la gestión de la cosa: SI SUPIERAS LO QUE HACÍA ENTONCES / Javier Figuero / pedidos: editorialmaluma.com