EN BERLÍN, DONDE HACE 30 AÑOS VI CAER EL MURO
- Javier Figuero
- 3 nov 2019
- 2 Min. de lectura
Concesión vintage ya, Berlín enseña hoy un Museo de la República Democrática Alemana (RDA) con su historia en souvenirs para turistas. Cerca queda el parque Marx-Engels Forum, donde restan estatuas de Marx y Engels y dos paneles que refieren al mundo que se llamó “capitalista”. Y perduran lugares de aquel país del Este por donde se movían los espías del frío, el paso fronterizo del Checkpoint Charlie, la Alexanderplatz, el Reloj Mundial, la Torre de la Televisión, el Ayuntamiento Rojo o la Avenida Karl-Marx-Alle, donde el ejército comunista gustaba enseñar músculo. Para rememorar los de la Stasi, policía de Seguridad del Estado de la RDA, hay que ir al Berlin-Hohenschönhausen Memorial, que fue su prisión central. Y, para hacerlo con el gran icono de la llamada Guerra Fría, el Muro de Berlín, ir al Museo del Muro, síntesis de su dramática historia, mientras el East Side Gallery guarda un trozo emblemático de la construcción con el mural del apasionado beso que cruzaron Honecker y Bréznev, altos mandatarios de la RDA y la URSS respectivamente, un señalado día de 1979. Concesión vintage, ya digo, para una nueva visita a Berlín, que me devuelve, inexorablemente, a una experiencia personal, 30 años atrás, cuando vi caer el Muro, llamado “de la vergüenza”.
Fue el 9 de noviembre de 1989, jornada histórica que tuve la fortuna de vivir como reportero internacional del programa En Portada de Televisión Española. Durante varias semanas, pulsé en las fechas anteriores la posibilidad de la reunificación alemana en los países del entorno, víctimas del expansionismo violento de las tropas de Hitler y en los despachos oficiales de la República Federal Alemana (RFA), trabajo que su excanciller Willy Brandt quiso calificar de “política ficción”. Pero se estaban produciendo huidas significativas de alemanes orientales desde “la patria comunista” a través de Hungría y revueltas “liberales” en algunas de sus ciudades. Por fin, el 7 de octubre de 1989 presencié en Berlín oriental el impresionante desfile militar de conmemoración del 40 aniversario de la RDA, que contó con la presencia de la gerontocracia dirigente comunista de Europa, el rumano Ceaucescu, el polaco Jaruzelski… y, por supuesto, el “joven” mandatario soviético Gorvachov, quien, rompiendo el protocolo previsto, se dirigió a nosotros, los periodistas extranjeros, para sentenciar los obsoletos regímenes del Telón de Acero con estas palabras: “El auténtico peligro llega cuando uno no aprende de las experiencias de la vida… Aquellos que sacan sus impulsos de la vida y de la sociedad, no deben tener miedo”. Palabras que provocarían el escalofrío del mundo.
A quienes deseen seguir mi experiencia de aquellos días, enmarcada en el contexto histórico que refiero, les remito a la página de Grandes Reportajes de esta misma web donde dejo el trabajo en dos entregas.
© Javier Figuero

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