IDEAS PARA EL PACTO DE LA MONCLOA

De las declaraciones de sus primeros interlocutores se deduce que Pedro Sánchez anda falto de ellas para afrontar la mesa de negociación que conduciría al entendimiento. Le regalo las mías, a nadie se le ocultan sus muchas ocupaciones, mientras yo sigo confinado pensando a favor de España.

1. Exigir la repatriación urgente y consiguiente nacionalización de las cuentas exteriores del Emérito si se saben regadas con comisiones vergonzantes. Supresión de su nombre de la lista de reyes de España, o dejarlo en la de los godos, que nadie se sabe de memoria. El dinero en cuestión sería destinado a la reconstrucción nacional. Para evitar el molesto efecto en las paredes que supondría retirar sus cuadros de los lugares representativos, sus retratos se colgarían del revés. Hay que empezar por la cabeza.

2. Nacionalización de los bienes de la Iglesia Católica y de todas las confesiones religiosas para su empleo en la designada reconstrucción nacional, de la que, una vez más, se escurren como anguila. Su patrimonio artístico pasaría a engrosar el nacional. Si hay que subvertir el orden capitalista, no veo mejor principio.

3. Apertura de la causa que, en su día, y completada al efecto, dirimiría el Tribunal Supremo sobre responsabilidades de la clase política, dirigente y opositora, en la crisis del coronavirus. Tenemos derecho a saber la razón por la que, entre todos los países del mundo, el nuestro está siendo el más devastado en vidas humanas y, seguramente, en su economía.

4. A fin de evitar suspicacias sobre tratos de favor, convendría desvelar la agenda de atenciones sanitarias recibidas por los ministros y cónyuges afectados por el Coviv 19 en esta crisis. Es muy probable que hayan ocupado plaza discreta en el hospital de campaña de Ifema como simples mortales, pero mejor mostrar que son simples mortales.

5. Revisión urgente de la legislación a que se someten las residencias de ancianos y discapacitados. Entre las primeras, conozco una al borde de autopista y otra lindando con una gasolinera. De exigencias organizativas o sanitarias, nada sé, pero lo que ha pasado en ellas es una vergüenza nacional que no podemos asumir sin señalar a los responsables.

6. Financiación, aún a cargo del erario, de un curso acelerado online a la ministra de Trabajo para que aprenda lo que es un ERTE y, de paso, sepa contárselo a los españoles.

7. Y, ya puestos, otro de comunicación para él presidente de gobierno. No dudo que a sus padres se les caiga la baba con la facundia del chico, pero sus larguísimas intervenciones leyendo el autocue ante la cámara de televisión aburren a las ovejas y desvirtúan el contenido. Introducido el mensaje en los primeros minutos, el resto es dar vueltas a la noria. Aplastado por las fuerzas de las estadísticas, unas gotitas de humildad facilitarían, además, la proximidad con el receptor, de la que está urgentemente necesitado. ¿De verdad cree Sánchez que sus asesores en la materia son los idóneos para afrontar las responsabilidades a que le obliga el momento?

8. Tenemos un gobierno inestable, apuntalado por la ensoñación independentista de un partido político. Por lo que manifiestan sus dirigentes, la emergencia nacional en la que vive el país no distrae su exigencia respecto a la llamada mesa de autoderminación. Yo soy de los que creen que Sánchez está abocado a pensar en un gobierno de concentración nacional conformado con fuerzas “democráticas” y “nacionales”. Mejor antes que después.

9. El presidente de gobierno se cansa de decir que en esta crisis nadie quedará atrás. Es urgente el remedio para que no suceda, porque, si el retraso de un corredor se hace excesivo, la recuperación en carrera sería imposible.

© Javier Figuero

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