AQUELLOS CHALADOS CON SUS LOCOS PERIÓDICOS

javierfiguero
20 nov 2021
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La pequeña tienda de periódicos próxima a mi casa ha cerrado “por merma del negocio” y las cafeterías de la zona no los ofrecen ya a los clientes, que no parecen acusar la falta; al fin, siguen consumiendo grandes barras de pan con aceite y tomate triturado en sus desayunos. Confieso que recreo con nostalgia aquellos diarios con sus huellas, prueba del 9 del interés de la parroquia. Desconcertada como nunca, la prensa vive en respiración asistida, resignada a caer devorada por la digitalización, a la que alguna vez soñó plantear batalla. Ridiculizada por las cifras de venta de ejemplares, la huida de la publicidad hacia medios de comunicación masivos que consideraron frívolos, como las redes sociales, su impotencia se muestra en tratar de provocar el descrédito de estas, pero, con independencia de la justificación que le concedamos, apenas son pellizquitos de monja en el cuerpo del gigante. Embarcados en recurrentes reducciones de plantillas y de salarios, los propios periodistas huyen, o quieren hacerlo, de las empresas tradicionales a plataformas de las nuevas tecnologías, capaces, en los casos más favorables, de multiplicar su audiencia y de atraer el mecenazgo de particulares o grupos con intereses habitualmente espurios. Nada que pueda sorprendernos, cuando las cabeceras de que proceden fían su respiración pre-mortem a compromisos ideológicos imposibles de disimular, quizá porque en el alma del militante o simpatizante adivinan un lector cuyo número es anécdota. Sirva al caso: Si un presidente de Gobierno cualquiera es imprecado en un desfile militar cualquiera, para tal periódico serán poco más de cuatro chalados los que gritaron y, para tal otro, una multitud; todo justificado con sesudos editoriales. Y, dicho lo dicho, ofrezco un toque de humanidad a mi escrito. Tengo un amigo pintor que anda cabreado por lo que barrunta como la desaparición de la prensa escrita. No se acostumbra a la idea de tener que limpiar los pinceles sobre algún medio digital, previamente seleccionado en la pantalla de su ordenador, apuesto que por motivaciones ideológicas.