EL NEGOCI

A la espera de aclaración judicial, quedo pendiente de entender las razones que pudieron llevar a Putin a poner sus matones en las calles de Barcelona para encender hogueras en favor del procés. O a ofrecer esos diez mil soldados rusos a Puigdemont para ayudarle a independizar Cataluña, como consta en el nuevo material incautado a los estrategas de este. Con cambiarles a los opresores españoles el azafrán de la paella del domingo por unas hebras de polonio 210, su arma no secreta, hubiera quedado todo más que resuelto. Demasiados masters en la KGB soviética para que el dueño del Kremlin venga ahora con métodos tan decididamente groseros.

Lo de Julian Assange difundiendo fake news a favor de lo mismo tiene más lógica. Aunque lleva años presentándose como víctima de la libertad de expresión, hasta el día de hoy solo ha demostrado ser un hacker despejado, mientras pasa por un abusador sexual, al menos mientras no haga frente a la justicia sueca que así lo incrimina. Sus conocimientos políticos se limitan a lo que haya podido escuchar a través de las paredes de la embajada del Ecuador en Londres en los años que allí se le dio protección. Bueno, no, en septiembre del 2013 concurrió por el estado de Victoria a las elecciones federales de Australia, su país de origen. Obtuvo el 0’24% de los votos.

Al parecer, se trataba de hacer, con tales mimbres y las propias, una nueva Suiza a este lado de los Pirineos y la banda de Puigdemont, como la de los anteriores presidentes de la Generalitat seducidos por la idea, se lo tomaron tan en serio que comenzaron por llenarse los bolsillos con el dinero de sus presuntos conciudadanos, pues el capitalismo, como la hoguera, son la base del antiguo estado calvinista. La del procés es una de esas raras revoluciones ensuciada por la corrupción de sus dirigentes cuando, lejos de alumbrarse, apenas creen contar la primera falta del periodo. El que todos los partidos representativos implicados tengan perdidas no puede ser muy tranquilizador para los que creen en la predestinación del objetivo.

A los que tenemos un concepto quizá menos solemne de la patria y tal vez más acusado de la dignidad, no se nos oculta lo emocionante que puede resultar para los otros el robarle la cartera a los que te creen de los suyos. A disposición del juzgado instructor como presuntos chorizos, sus víctimas vuelven a protestar contra el opresor español que no acaba de comprender que “el negoci és el negoci”. Además, a lo que se deduce del material incautado, hacían también el suyo por la internacionalización del procés, gran ambición de todos los nacionalismos. Se sabe que, cuando a uno de ellos alguien le estaban jodiendo la corruptela, lo tuvo muy claro: “Como me hinchen mucho los huevos, les mando un colombiano”. Quienes pensamos que estaban solos, pecábamos de inocentes.

© Javier Figuero ( javierfiguero.com )

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