LA LONJA POLÍTICA
- javierfiguero
- 11 dic 2021
- 1 Min. de lectura
Se asustan los líderes de partidos tradicionales por la previsible participación en elecciones por venir de candidaturas alternativas surgidas en la llamada “España vaciada”, pero yo lo veo inevitable y necesario y, más que un fenómeno local, como es ya “Teruel existe”, deseo que se territorialice convenientemente. Llevamos 43 años del estado de las autonomías consagrado por la Constitución de 1978 y, sin negar sus logros, lejos de corregir desigualdades seculares en los niveles de bienestar del país, las incrementa hasta la afrenta. Aquellas “nacionalidades históricas”, contrarías entonces a ampliar reconocimientos (el “café para todos”) acabaron imponiendo su privilegio gracias a la implantación de partidos nacionalistas, regímenes fiscales particulares (que no les impide intervenir en otros) y a una ley electoral a su medida, fuente del chantaje permanente a los gobiernos centrales. A ningún español le puede sorprender la coacción desde Cataluña y Euskadi en la negociación de los últimos Presupuestos Generales del Estado o en el reparto de los fondos europeos por llegar; la película aburre por reiterada, sin que termine por llevar a la reacción. Para mí no sería otra que la retirada de confianza a los partidos clásicos en beneficio de otros nacionalistas por definir en las respectivas autonomías, y que bien podrían llamarse Izquierda Republicana de Murcia (mejor en panocho) o Partido Nacionalista Extremeño (mejor en castúo). En una España cantonalizada, el Congreso de los Diputados sería una lonja de la política donde los representantes de las partes negociaran su suerte como se negocia el pescado. Lo que hacen ahora algunos, solo que todos.

Foto: © Teo Moreno (https://teomoreno.wixsite.com/fotografo)
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